sábado, 27 de noviembre de 2010
Nos expulsaron del Paraíso.
-Tal vez ha sido nuestra culpa- susurró Adán con melancolía.
-No lo creo- respondí tristemente- ha sido esa serpiente blasfema la que nos ha tentado.
-Ya, pero nosotros caímos en su tentación- contestó Adán, con las mejillas rojas de vergüenza.
-Simplemente comimos una manzana- repliqué, encendida de ira- Dios no es nadie para echarnos a patadas como a perros.
-Pero...Eva, no hables así- me reprendió el chico- Hemos roto las reglas.
-¿Y para qué sirven las reglas?- inquirí, apuntándole con el dedo.
-Pues para seguirlas- contestó con sorpresa.
-O no- respondí con terquedad.
-¿Qué quieres decir, Eva?
-Que las reglas se hicieron para romperlas, querido Adán, sino sólo seríamos esclavos.
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Tienes muchísima razón en este texto, me encanta.
ResponderEliminarMe encanta, de verdad :)
ResponderEliminarcomo lo que estoy viendo del resto de tu blog
Muchas gracias :) Me alegra que te gusta, es muy reconfortante ^^
ResponderEliminarMe encanta este texto!!! Tiene muchisima razon, porque si siguieramos las reglas... todo seria demasiado aburrido!!!! Un beso wapa!!!
ResponderEliminarEso pensaba yo al escribirlo :3 Un pensamiento de los míos, un relato que sale de mi cabeza xd Gracias, guapa ^^
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